Todavía se debe esperar por los análisis de residualidad, pero desde el SENASA comentaron que cuando esos ensayos culminen se podría contar con uno o dos productos para combatir la enfermedad.

El mal de la tela avanza sobre las producciones de yerba mate y esto preocupa a los productores. Por esta razón, desde distintas entidades avanzan en las investigaciones para controlar el hongo que produce el secado de hojas, tallos y ramas en plantaciones, lo cual provoca graves pérdidas en el rinde de los cultivos.

Es así que, a través de una reunión virtual, explicaron los progresos que se observaron en los ensayos de campo de diferentes productos fitosanitarios que llevan adelante la Facultad de Ciencias Forestales de la UNaM y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

La finalidad es evaluar su utilización y la efectividad para el control de la enfermedad, de acuerdo a los lineamientos elaborados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

Hasta el momento, los especialistas consideran que son alentadores los resultados que se van obteniendo.

La yerba mate es una de las principales economías regionales del país y sobre todo en la zona de Misiones y Corrientes. Se debe tener en cuenta que una vez que el hongo infecta la planta, comienzan a aparecen ramas secas entre las copas y pueden verse hojas colgando de las ramas por una especie de tela o hilacha fina de color marrón.

Al respecto, el coordinador regional de Protección Vegetal del SENASA, Carlos Benzo comentó a PRIMERA EDICIÓN que “el INTA y la Facultad dieron una explicación de los avances de los estudios que se están haciendo en determinados productos para combatir la enfermedad que afecta a los cultivos de yerba”.

A la vez, agregó que “hay un protocolo que se debe seguir y que está establecido en la resolución 829/2018 del SENASA que indica que se debe cumplir con una serie de pasos en los ensayos” que están asociados a los tiempos biológicos.

Los estudios realizados consisten en la efectividad de los productos sobre el cultivo, para esto se hace un ensayo in vitro. Luego, se pasa a lo que sería el campo; ya que en este caso los especialistas deben tener en cuenta las condiciones ambientales, manejo de densidad, de plantación y humedad.

En la alocución, que brindaron los profesionales del INTA y desde la Facultad, se detalló que “restaría, a la fecha, esperar los análisis de residualidad para cumplimentar con la legislación que enmarca este proceso y poder registrar productos efectivos contra la enfermedad”.

En consecuencia, el ingeniero Benzo subrayó que “los avances son alentadores. Creo que terminados esos ensayos de residualidad se podría contar con uno o dos productos para combatir la enfermedad”. Es importante que los posibles residuos que queden no afecten a la salud.

Recordó que “se debe tener en cuenta que estos productos deben estar autorizados por la Unión Europea”.

A la fecha existe una superficie implantada de 165.326 hectáreas, de las cuales un 87,5% está distribuido en Misiones y un 12,5% en Corrientes.

Desde el INTA recuerdan que entre las acciones preventivas que se pueden realizar para evitar que la enfermedad se transmita de las plantas enfermas hacia las sanas, se encuentra el corte de ramas afectadas.