EL SABOR DEL PAN

Enciende la abuela
el horno del pan,
lagrimeando el humo
de su soledad.
Y sobre la mesa
pone la ternura
son fotos del alma
que suelo añorar.
Anda en silencio
de aquí para allá
y limpia sus manos
en el delantal.
Manos que son pájaros
y en el apuro
de poner la mesa
echan a volar
Ha de tener siempre
la melancolía
en su punto exacto
el sabor del pan.
Recordando voces,
figuras queridas
que aunque no se olvidan
ya no volverán
Se vuelven nostalgias
todos los recuerdos
cuando la ternura
habitó el lugar.
Y entre mate y mate
tertulia hogareña
jalonaba el tiempo
y echaba raíces
el ser familiar.

Jorge Sernoqui.